sábado, 25 de diciembre de 2010

Plumas de rey II

La primera, la segunda, la tercera, la cuarta; cada imagen completaban el mensaje que no quería y se negaba a entender . Ensimismado caminaba de un lado a otro en el perimetro del cuarto.  Cada vez las gotas de lágrimas crecían en su volúmen y empezaban los silenciosos sollozos que harían que nadie tomara importancia de lo que sucedía en su cuarto. Al fin y al cabo, mamá se había resignado a que el cumpleaño del muchacho no resultó como  esperaba. Luciano el hermano menor de Boris, tiene los ojos color verde jade, le gustan los deportes mucho, pertenece al equipo de rugby de su colegio, y es por ello que goza de cierta popularidad  en su escuela. Próximo a cumplir los 16 años, este jóven gusta de salir, y de pasar mucho tiempo fuera de casa; mientras que Boris es quien a pesar de su forma de ser acataba mas los mandatos de mamá, Luciano por su parte, hacía caso omiso a ellos y sólo cuando se veía obligado a acatrlos los hacía. Mamá conocía tan poco a sus hijos, ella vivía  a la sombra de su esposo, evocando su memoria día con día, sin tomar enc cuenta las consecuencias que estos actos traerían a sus hijos. Era muy indulgente debido al hecho que para ella, los menores no tenían una prescencia paterna que este alli junto a ella para poder corregir, criar y modelar a sus retoños. Las tardes de los fines de semana, bien dicho domingos, como el acudir a misa llevado a rastras, teníamos que ir a casa de  los abuelos. Era la reunión familiar, la famila en pleno, los quejumbrosos primos invadían el espacio ocupado por los menores. Pero ninguno de ellos ocupaban el lugar que tenían los hijo de mamá para con sus abuelos, quienes los querían por encima de sus demás nietos, ¿el motivo? sólo ellos lo saben.

Las tardes en la casa de los abuelos para Boris eran más que aburridas, pero como ir a la iglesia un deber que supo aprender a sobrellevar; Luciano hacía gala de todos sus encantos para que causara admiración entre los tíos, sus primos le tenían cierto recelo, pero luego de algunas bromas las tardes de Luciano se volvían divertidas, e incluso lograba sortear a todos y se escapaba por allí con amigos o amigas a quienes convocaba para hacer una u otra cosa cerca de la casa de los abuelos. Mamá ayudaba a tía Ana María a preparar los almuerzos mientras le contaba lo sucedido el día anterior, ella (tía Ana María ) estaba sorprendia por la actitud del pequeño Boris - como solía llamarlo - La menor de los hermanos tenía por nombre  Aurora. Cumplidos sus 15 años, la fiesta que organizó tía Ana María inclusive apareció en la sección de sociales de aquél momento. Tenía los cabellos como los de la madre, ojos azules como los del padre, y una estarura enviable a su edad para jugadores de deportes donde la estatura es básico y escencial: 1.81 mts. jugaba para el equipo de balón mano de su escuela y era la engreída de la familia, que en esta tercera generación solo estaba confromada por varones, ella era la única mujer, y también era la última en nacer hasta ese momento. No era tan engreída como a primera vista pudiera parecer, al contrario, tenía un gran sentido de responsabilidad social, estaba muy consciente de que lo que tenía era un regalo de parte de algo supremo, y que lo que tenía que hacer es ayudar en lo posible que las oportunidades que ella tiene, puedan ser aprovechadas por personas no tan afortunadas como ella. El don de liderazgo era innato en ella, sus amigas en el colelgio la seguían por eso, mamá estaba muy orgullosa de ella, era quien en momento difíciles apoyaba a mamá, quien cuando Boris y Luciano estaban en sus cosas, consolaba y acompañaba a mamá para que no se sienta sola, era la única de los tres que comprendía el asunto de su orfandad con total claridad, sin rencores, odios, ni nada por el estilo. Comprendía el sacrificio de su madre, pero no lo entendía a  la vez, ellos no las juzgarían por rehacer su vida. El viernes se quedó en casa en vista que Luciano salió al igual que inusualmente lo hizo Boris, que por ser el agasajado era entendible quisiera salir.
A la mesa todos - gritó desde la cocina mamá - Y  como era previsible cada uno de los asistentes habiatuales empezaron a copar la mesa con sus brazos sobre ella. En cambio Boris no acudió al llamadado que su madre minutos antes había dado:
- esto sobrepasa mis limites María - comentó mamá a su hermana
- ten paciencia, el muchacho esta creciendo , es natural que se ponga rebelde - respondió tía Ana María
- Pero date cuenta de cómo... - dudó unos minutos y luego mamá mandó a Luciano a buscar a su hermano. Con el ceño fruncido este aceptó. Busco a su hermano, pero esté no estaba dentro de la casa, así que decidió dar un vistazo por fuera, y en un rincón del jardin cerca a las flores que crecían por doquier. - Mamá te llama - le dijo a Boris
- Dile que no tengo apetito enano - respondió rápidamente Boris
- QUE NO ME LLAMES ASI - gritó Luciano
- Entonces vete,  que no quiero verte - la mirada que lanzó en ese momento a Luciano parecía que podría hacer algo al chico que sólo transmitía el mensaje. Luciano no entendía el porqué de esa mirada, pero estaba seguro que no era algo bueno. No dudaba de que algo ocurría, pero no sabía qué. Regreso a la sala, y llegó a la cocina donde dió el mensaje a mamá quien fue calmada por tía Ana María, con el pretexto de la juventud. Ana maría no comprendía que esto era algo que estaba carcomiendo a mamá de intriga, el hecho de que actúe raro por segundo día consecutivo. Continuaron con los rituales del domingo y mientras comían contaban entre todos ellos los aconteciemintos más relevantes de la semana.

En la cabeza de Luciano aún quedaba grabada la imagen de la mirada que su hermano mayor le propinó. Por lo demás, todo transcurría como de costumbre.  Luego de la comida, continuaban la sesión de conversación en la sala desde donde se podía divisar a Boris a los lejos en el jardín, ensimismado.
Para Boris ese domingo transcurría lentamente,  y el sólo estaba pendiendte del celular, quería que suene, quería leer algo, quería y necesitaba noticias. Pensaba y pensaba en lo que pasó, podía pasar y pudo pasar. Su mirada reflejaba melancolía. De pronto las imagenes otra vez asltaban su mente, enfurecían su ser por lo que estas significaban. Luego se preguntaba ¿cómo era posible? ¿por qué?, era esta cuartra imagen la que lo había dicho todo, y terminado el rompecabeza que por horas carcomía la cabeza a Boris. Él estaba ido, ERA SU HERMANO, aunque este no lo haya visto, él si lo vió.

El video de hoy; de ColdPlay - In my Place

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