martes, 4 de enero de 2011

El caminante

El camino se  vía largo y sin fin. A lo costados sólo se podía divisar arena y más arena aún.  Por su mente las imágenes iban y venían, el desierto que cruzaba capturó su mente y la arrastró hacía parajes desconocidos. Lentamente él pasaba los días bajo el sol que todo lo veía, con pasos serenos avanzaba en su camino. Por la noches solía soñar en el destino que se encontraba al otro lado.  Era la esperanza que lo mantenía con vida y que lo ayudaba a soportar todas las inclemencias del duro desierto. Llevaba consigo una mochila donde guardaba la cantimplora, el cuchillo, y su saco de dormir.
Una vez hubo soñado con el paraíso terrenal y decidió salir en busca de él. Tenía un noble corazón y un alma sosegada. Sólo quería ser feliz. Siguió lo que su corazón le decía. Pero el camino es el que no lo dejaba seguir.
Día con día  por su cabeza las imágenes difusas de su presente mostraban lo que el camino quisiera, desviándolo de su destino, pero sin quitarle la esperanza de llegar algún día a él.  El caminante fiel a su convicción continúa día con día buscando llegar a su meta. Pero día con día se adentra más al desierto que quiere tanto abandonar. Sin darse cuenta su camino se modifica, cambia, tuerce, se transforma. La esperanza luego de tanto tiempo vive dentro de él, alimentando sus ansias y sus fuerzas que día tras día son agotadas por el camino que se niega dejar pasar a este errático ser, que esta en busca de su felicidad.
¿Cuándo es que llegaré? – se pregunta el caminante – El camino ríe ante esto. Mostrando simplemente un nuevo destino, que por ahora se niega a revelar.

 

The call – Regina spektor

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